Después de la entrada sobre cómo ser un mejor jugador de rol, he decidido traducir este artículo escrito por Creighton Broadhurst. El hecho de que lo haya traducido y compartido no significa que este al 100% de acuerdo, sino que me ha parecido lo suficiente interesante como para divulgarlo (y de paso añado todo un titular clickbait en el blog):
Prácticamente cualquiera puede dirigir un juego. Para ser un gran GM, sin embargo, se necesita mucho más que una comprensión básica de las reglas, un módulo y algunos dados.
El Director de Juego o GM (Game Master) es fundamental para el éxito de una sesión de juego. Si el GM es una porquería – o está fuera de juego – lo más probable es que la sesión se vea afectada. Si bien es fácil de ofuscarse, todos los GM verdaderamente grandes tienen ciertas características:
Honestidad: Esto es obvio. Como GM, no deberías hacer trampas. Si sientes la necesidad de hacerlas, sobre todo para fastidiar a los PJs, no deberías dirigir la partida. La imparcialidad es clave para el papel del GM. Por supuesto, a veces puedes esquivar una tirada de dado o dos para mantener el juego en movimiento, pero eso no es realmente hacer trampas siempre y cuando se haga por el bien mayor (por «bien», lee «diversión para todos»).
Comunicador Eficaz: El juego de rol se basa en una buena comunicación verbal. Como GM, es probable que hables más que nadie en la mesa. Te corresponde describir la situación física, representar a los PNJs y responder a las preguntas de manera clara y concisa.
Flexible: Por supuesto, el GM está a cargo del juego. Eso no significa, sin embargo, que no puedas ser flexible. En algún momento, los jugadores van a hacer algo extraño que no esperabas. Un buen GM puede improvisar y lidiar con lo que sea que esté pasando. Del mismo modo, debe ser flexible en lo que respecta a las opciones de personajes para sus jugadores (siempre y cuando piense que están equilibrados y que agregarán diversión).
Proactivo: Los GMs pasan más tiempo trabajando en el juego que cualquier otro. No tienen un jefe, por lo que deben fijar sus propios objetivos y metas. Ser proactivo y ser capaz de planificar con anticipación son habilidades vitales para que un GM las cultive.
Organizado: No importa lo impresionante que sea la campaña, si el GM no puede encontrar la aventura, el bloque de estadísticas o lo que sea, la sesión probablemente se detendrá. La organización da grandes beneficios en el curso de una campaña. Reduce masivamente la cantidad de estrés que acecha a un GM, así como el tiempo de preparación.
Creativo: Esta es una parte fundamental del papel del GM. Es responsable del diseño y desarrollo del mundo de campaña. Incluso si sólo utiliza exclusivamente las aventuras y los escenarios publicados, todavía necesita modificarlos para que se adapten mejor al estilo de juego y a las preferencias de sus jugadores. También tiene que improvisar, ya que los jugadores, después de todo, tienen el molesto hábito de hacer lo inesperado.
Actitud positiva: El GM – en gran medida – determina el estado de ánimo de la mesa. Todo el mundo viene a divertirse. Un miserable GM reduce la diversión de todos.
Compromiso: Dirigir requiere una inversión de tiempo mucho mayor que jugar. Un GM necesita el compromiso de seguir adelante incluso cuando prefiere no hacerlo. Aunque no es un trabajo de tiempo completo, consume mucho tiempo libre. Se puede lidiar con el estress y la fátiga de dirigir con estos consejos.