Hace poco he estado pintando un equipo de aguerridos orcos de un compañero del club, para el sangriento y divertido Bloodbowl. Me gusta pintar miniaturas y me dedico por hobby, pero no soy muy rápido pintando (y por supuesto no me dedico profesionalmente). De hecho me considero bastante lento y, aunque el compañero no me ha presionado en ningún momento, tenía que pintarlas en el menor tiempo posible.
Así que el equipo de 12 orcos lo he dividido en grupos de 4, y he tratado de pintarlos siempre al mismo tiempo de forma secuencial (por ejemplo, las pieles de los 4 orcos negros, luego sus hombreras, etc.). De esta forma, pensaba, sería más eficiente y ahorraría tiempo y pintura.
Ha sido justo al contrario, porque siempre (y digo siempre, ha sido asombroso) me he dejado alguna zona de alguna mini sin pintar, con lo que he tenido que volver a darle cuando me daba cuenta, gastando más tiempo y pintura. Como excusa decir que aunque las 4 minis eran muy parecidas no eran del todo iguales y tenían sus diferencias. Y había veces que el color elegido no quedaba bien, y tenía que rehacer el trabajo de una mini no, de las 4 a la vez (multiplicando el tiempo y esfuerzo gastado). Y aunque todo fuese bien, el trabajo se eternizaba y no parecía tener fin, ya que para ver una miniatura pintada tenía que invertir como minimo 4 veces mas tiempo.
A pesar de lo mucho que se ha hablado en esta crisis sobre la eficacia y eficiencia en el trabajo, el refranero español es más sabio y lo deja bien claro: Vísteme despacio, que tengo prisa.