Segunda Sesión

DE SAVANNAH A LOS ÁNGELES

El grupo de investigadores reclutado por Winston-Rogers parecía haber llegado a un punto muerto en su investigación. Unos cuantos cachivaches y algunos libros polvorientos en la habitación medio derruida de un pobre loco no parecía un panorama prometedor. Sin embargo, el hallazgo de una vieja fotografía de la casa entre las páginas de un viejo libro sobre ritos funerarios victorianos parecía ser la pista que necesitaban para proseguir sus pesquisas. Los seis protagonistas de nuestra historia se dirigieron sin vacilar a explorar los terrenos de la finca Henslow, en busca del origen de la curiosa fotografía.

La noche cae sobre los pantanos de Savannah mientras los jugadores registran entre barracones y maleza, tratando de evitar a posibles caimanes. Los conocimientos de fotografía de algunos miembros de la partida permiten localizar el lugar desde donde se tomó la fotografía, el viejo cementerio familiar de los Henslow. Tras situar las tumbas listadas en el reverso de la fotografía, y tras cavar varios agujeros en balde, nuestros heroes comienzan a desesperarse. Se está haciendo tarde y la fina pero incansable lluvia no ayuda a concentrarse en la pistas dejadas atrás por el pobre Douglas. Una última prueba desesperada antes de arrojar la toalla conduce a los jugadores justo al centro del cementerio, en el punto exacto donde convergen las lineas de las tumbas señaladas. ¡¡Clang!! El sonido de la pala al golpear contra una superficie metálica devuelve la confianza a todos, que corren a buscar refugio en la casa de la cada vez más intensa tormenta de otoño. Tras entrar en calor al abrigo de las mantas y el fuego proporcionados por el amable guardés, los jugadores se disponen a examinar su hallazgo.

Un perturbador cuaderno, una extraña piedra, una carta de Douglas y la llave de seguridad de un banco en Los Ángeles. Parece que ya está todo listo en la hacienda, es hora de regresar a la ciudad – consideran inapropiado abusar más aún de la hospitalidad de la viuda – y así lo hacen. Antes de partir hacia Los Ángeles en busca del contenido de la caja de seguridad, algunos de los investigadores tienen ocasión de examinar el contenido del misterioso cuaderno. Los horrores allí descritos por la mente enferma de Henslow producen escalofríos a los incautos que se atreven a prestar atención a sus desvaríos. Sin embargo, también consiguen descubrir ciertos retazos de información veraz acerca de los terribles hechos acaecidos una década atrás. Si no fuera por la inexplicable combustión espontanea del cuaderno en manos del pobre señor Barret mientras el resto del grupo se entrevistaba con Henslow y Jobs (uno de los sectarios, también interno en el manicomio, aún más perturbado que Douglas) es posible que los investigadores no hubieran atendido a los sin sentidos recabados en sendas entrevistas. Sin embargo, es posible que haya algo que se les escapa y tal vez los traficantes tuvieran algo más entre manos que un sencillo negocio de contrabando. Sólo hay una forma de averiguarlo, y es realizar indagaciones en Los Ángeles acerca del enfrentamiento entre el grupo de Walter Winston y la secta/banda criminal a la que pertenecía Jobs.

De nuevo a bordo del DC-2 pilotado brillantemente por el hombre de confianza de Winston-Rogers, el leal Frank, los investigadores viajan a la soleada California, en busca de nuevas pistas. Aunque las pesquisas iniciales resultan infructuosas, es posible que pronto consigan dar con una nueva pieza de este siniestro rompecabezas.

FIN DE LA SEGUNDA SESIÓN

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